Ayer, festivo en España, pusieron en televisión la película, The Family Man, que da título a esta entrada. Es curioso, como las moralejas que tiene la película, coinciden, bastante, con nuestra forma de pensar.
Hemos hablado muchas veces de la importancia de la vida privada, frente a la laboral, y cómo una gran absorción por parte de la segunda, hace que nos perdamos la primera, cuando es la realmente importante.
El trabajo debe ser un medio para vivir, como queramos, pero no la vida en sí misma. Vemos a grandes fortunas que viven por y para su trabajo, y a veces les envidiamos, han ido a la estación espacial, ¿y qué?
Recordamos a un compañero nuestro, que estuvo una temporada codeándose con compañeros de otro nivel, nos contaba que un director general le dijo un día algo así: ahora mismo no sé, cúantos de mis amigos están a mi lado por la amistad y cuántos sólo por mi posición. Esta frase da mucho que pensar.
Ya lo dice el refrán: los amigos se cuentan con los dedos de una mano y te sobran dedos.
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