A la hora de crear un producto, sea del tipo que sea, hay que ver cuál es el público objetivo en cada momento y, por supuesto, tenerlo claro hasta el final.
Normalmente, el público objetivo en un primer lugar, no suele ser ni el que lo usa, ni el que lo conoce, por lo que le gustará que sea vistoso, que le entre por los ojos. Luego tendremos un público objetivo intermedio, conoce la aplicación pero no la usa, por lo que además de ser atractiva, debe cumplir con las funcionalidades que espera cubrir. Por último, nuestro público objetivo será el que usa la aplicación, por lo que le gustará que haga las cosas lo más rápido posible, por lo que los adornos le sobran.
Teniendo esto en cuenta, el problema viene porque el que decide lo que se compra y se pone, es el primer público objetivo. Al final el público objetivo final, protestará y con razón. Si queréis hacer las cosas bien, hacer algo vistoso para el que decide y algo funcional para el que lo usa, cuanto más combinado mejor, ya que gustará mucho más al público objetivo intermedio.
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