Las empresas de servicios tienen la manía de autodestruirse, el problema es que ni lo saben. Lo más preciado que tienen son sus empleados, al fin y al cabo son los que traen dinero a la empresa. Si a ellos los tratas mal, obviamente la empresa irá peor.
En una empresa de servicios que empieza, todo son alegrías. Se hacen fiestas, se dan cestas de navidad, se sube el sueldo, se revisan las categorías de los empleados, en definitiva, el dueño, ve que hay mucho dinero e invierte en su materia prima, los empleados, de este modo crece.
Al crecer, necesita gente, que ya no factura, pero cobra, por lo que es un coste, y lo que ganaba antes, ahora no es tanto, por lo que recorta. Quita las fiestas, las cestas de navidad, los sueldos se mantienen, incluso absorben subidas de convenio o antigüedad.
De repente y sin saber como, la gente rinde menos, el cliente paga menos y tu, habiendo reducido gastos, sigues cobrando menos. ¿Qué ha pasado? La respuesta es simple, tu materia prima está cabreada y no rinde, el cliente lo nota y te aprieta.
Es cierto, que está demasiado simplificado y que hay muchos más factores, económicos casi todos, que influyen en que las tarifas sean más bajas y demás, pero el factor empleado es uno más y probablemente el que menos en cuenta se tenga hoy en día.
Por poner un ejemplo, una empresa de servicios que va a desaparecer, en el cliente en que estamos no quiere perder a la gente y ha ofrecido al resto de empresas de servicios que se quede la gente. La nuestra, como no puede ser de otra manera, quiere sacar tajada. Me preguntaron que qué tal era nuestra empresa. Si hubiésemos estado contentos, habríamos fichado al empleado, pero al estar cabreados, dijimos, como todas unos chorizos. Y eso es lo que queda de tu empresa.
Los empleados, son un tesoro, trátalos bien y con cariño, verás como llegas lejos.
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