En muchas empresas, ocurre, que cuando las cosas van muy bien, tienen mucho éxito, consiguen grandes logros, contratos y demás, ese éxito se sube a la cabeza y piensan que pueden hacer lo que les de la gana, incluso tratar a sus clientes a patadas. Este puede ser el principio del fin de una empresa.
Nunca se deben olvidar, que el éxito, les ha llegado, precisamente, por esa clientela, a la que deben cuidar. Cualquier desliz, por pequeño que sea, puede hacer que lleve a la empresa, mucho más alto, o hundirla en la miseria.
Además, cuanto más alto se llegue, más fuerte será la caída. La frase, que hemos dicho muchas veces, el cliente siempre tiene la razón, es muy cierta, en muchos aspectos. Las cosas siempre se pueden decir de mil formas, si alguna de ellas, ninguna al cliente, deséchala, ya que lo más probable es que el cliente no hable bien de ti y muchas veces, no sabes el daño que puede hacerte, según los círculos en los que se mueva. Por eso, un proverbio árabe, que nos enseñaron en un seminario, válido para cualquier aspecto de la vida, en estos casos cobra todo su sentido: Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
Por lo tanto, si tienes una empresa, que empieza a tener mucho éxito, incluso llega a la cima, no olvides NUNCA, cuidar mucho a tus clientes, son los que te han puesto allí y te pueden bajar, de la misma manera.
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