¿Qué sentido tienen en las empresas muchas reuniones? Ni los que asisten lo saben. Hay reuniones todos los días, para hablar de casi todo, reuniones presenciales, por teléfono, por vídeoconferencia, incluso en un chat, pero ¿realmente aportan algo al tema que tratan? Muchas no.
Luego están esas reuniones, a las que se invita a las que podríamos denominar, altas esferas, que muchas veces, tratan asuntos, que ni entienden, ni pueden dar opinión, por lo que al final lo único que se sacan son conclusiones, que luego no son capaces de transmitir a quien, realmente, tendría que haber estado en esa reunión.
Por eso, recomendamos encarecidamente, reducir el número de reuniones, a las imprescindibles, tirar mucho de teléfono y correo electrónico, entre las partes que realmente trabajan en el asunto y sólo montar reuniones cuando el tema no se resuelve por otras vías y se estanque.
Hacer reuniones, por hacerlas, sólo puede llevar a confusión y a que los equipos implicados, tengan ideas erróneas de lo que tienen que hacer.
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