Cuando alguien se dedica a la consultoría, se dedica demasiado tiempo a pensar, a presentar alternativas, muchas de ellas inútiles o que no le convencen. Pero, normalmente, un consultor, tiene como misión, convencer al que le escucha, de algo, por eso, tiene que regalarle el oido haciendo que escuche lo que el quiere.
Por eso, las labores de consultoría, como se entienden en España, no nos convencen. Una buena consultoría, tiene que darle al que la pide lo que ve, no lo que quiere oir. Además, debe ofrecer soluciones, viables, no un montón de papeles para guardar en una librería.
Las consultorías, bien entendidas, tienen que permitir solucionar el problema que ha causado su realización. Para poder resolverlo, hay que hacer por entenderlo, analizarlo y ofrecer las distintas posibilidades de solución, desde las más sencillas, hasta la más compleja.
Por eso, estamos tan defraudados con las consultorías en España. Normalmente un consultor, identifica los problemas, los que no son problemas, se olvida de analizarlos y te suelta un montón de papeles con tareas, que muy probablemente no seas capaz de cumplir, de modo que SIEMPRE, la culpa del fracaso de tu problema sea tuya. Ni que hablar de lo que te cobran, por hacerte esa faena.
Quizá lo hemos exagerado un poco, pero se le acerca en cierta manera y cuando mayor sea la consultora, peor. Si tenéis un problema, analizarlo y aplicar soluciones, las soluciones no son las complicadas, si encuentra una muy complicada, seguro que hay una, mucho más sencilla, que lo soluciona igual.
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