El seguimiento

Sentimos ser tan pesados, pero es que los directivos se empeñan en demostrar su inutilidad día a día. Después de explicar a nuestros superiores un problema que tenemos en un proyecto, mas que nada, por que estén informados y a ver, si por un casual, nos echan una mano. Pues, una vez más, no tuvimos suerte.

El problema que tenemos con el proyecto es de tiempo, por lo que lo que peor no viene es perderlo y la solución que nos dieron es montar un comité de seguimiento, para ver la evolución del proyecto. En principio, la idea no es mala, ya que gracias a la ayuda de los expertos que forman el comité, podremos ir salvando los baches. Además de ese comité, debemos reunirnos el equipo semanalmente para ver cómo vamos y por supuesto quincenalmente, también hay que explicar al cliente cómo vamos. De cada una de las reuniones se debe crear un acta, para que todo quede escrito. Parece que todo está bien.

Ahora, visto en el papel, pasemos a la realidad, el equipo lo formamos, menos de 8 personas, por lo que la reunión semanal y su acta, sinceramente nos sobra. El cliente, ya sabe que vamos apretados de tiempo, pero está con las manos atadas y lo necesita realizar en esas fechas, por la reunión con él y su acta, nos sobra. El comité de expertos, como habéis notado por la cursiva, no tienen ni idea de lo que tenemos que hacer, por lo que en lugar de ayudar entorpecen, además hay que reunirse con ellos fuera de nuestro centro de trabajo, por lo que para ese comité se pierde una mañana. Así que, para ver cómo solucionar nuestro problema de tiempo, tenemos que reunirnos al menos una vez por semana (la semana que toque además la del cliente y la del comité, 3 veces) y perder un tiempo que no tenemos.

Dicho todo esto, volvemos a la canción de siempre, los altos directivos de este país, jamás bajan a la realidad de las cosas, lo ven todo en el papel y no se ponen en la piel de los que trabajamos, de esta manera, jamás saldrán las cosas adelante, o eso nos parece.