Las grandes ciudades, son así, todo el mundo lleva prisa. Prisa por llevar los niños al colegio, prisa por llegar al supermercado antes de que cierre, prisa por hablar con ese último cliente, en resumen, prisa por todo.
La verdad es que las prisas no son buenas para nada, tampoco es cuestión de dormirse en los laureles, ya que de hacerlo, al final, tendrás prisa. Lo suyo, es tomarte tu tiempo hacer las cosas. En el trabajo, no te preocupes si lo que estás haciendo sirve para algo o no, sólo hazlo, vivirás más tranquilo y sin prisa. Cuando conduzcas, conduce, no vayas mirando al reloj y con prisa, porque tendrás un accidente. Al llevar a los niños al cole, sal cinco minutos antes y ves relajado, los niños y tu estrés lo agradecerán.
Las prisas son una de las razones, por las que nos planteamos, tanto dejar de vivir en una gran ciudad, como fomentar el teletrabajo y evaluar a los empleados por objetivos. De esta manera, ellos estarán donde quieran y cómo quieran, ya que tu deber será exigirles que tengan el trabajo a tiempo, pero poco te importa si lo hacen en el bar, en casa o en la playa. Haciendo las cosas así, cada uno se meterá la prisa que quiera y seguro que las cosas funcionarían mejor.
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