Todos sabemos que por el cuello de una botella, los líquidos pasan más despacio, de hecho, si es demasiado estrecho, en cuanto el líquido tenga alguna impureza, se atascará.
Esto exactamente, es lo que ocurre en las empresas, cuando los directivos se empeñan en revisar hasta la última cosa que pasa por sus manos, que paran la organización. Hemos dicho cientos de veces, que en el equilibrio está la virtud, pero ese equilibrio, es muy difícil de conseguir.
La única manera de hacer que las cosas funcionen, es delegando y recogiendo luego la información (la misma, a ser posible), informada por diferentes personas de las delegadas. De esta manera, contrastando los informes, es muy probable, que sepas lo que es correcto, lo que no y no tienes la necesidad de seguir personalmente nada, lo que hará que no seas un cuello de botella.
Por último, para que todo sea realmente efectivo, tienes que preparar informes reales, creados por ti, de manera, que lo que te informen, es lo que busques, no lo que te quieran contar.
Con todo esto, tendrás el control de lo que llevas, sin ser un cuello de botella, que pararía la organización.
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