En la carrera de F1 de ayer, Fernando Alonso tenía ganas y le costó caro, pues se llevó por delante a Lewis Hamilton. Esto, que fue un lance de la carrera de ayer, ocurre más a menudo de lo que creemos.
Cuando tenemos un trabajo que hacer, por las ganas de acabarlo, metemos la pata hasta el fondo, teniendo que repetir el trabajo. Otras veces, planificas todo, para que un evento salga a la perfección y por las ganas de que todo salga, como lo has planeado, se te olvidan cosas y sale como esperabas.
Por eso, es mejor dejar las ganas de lado, de manera que las cosas fluyan como deben, así saldrán mejor. Una vez, pues ya lo hemos dicho varias veces, hay que hacer caso del refranero español, para esto hay uno muy claro: Vísteme despacio, que tengo prisa.
De todos modos, las ganas, son algo difícil de controlar, si las tienes las tienes y las cosas saldrán, como salen.
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