Cuando dos equipos están programando una funcionalidad en paralelo, es indispensable, tener absolutamente controladas, todas las órdenes desde un mismo sitio. Ya que a la hora de deshacer un cambio, es más que probable, que uno de los sitios lo deshagas y en el otro no.
Para eso, los consultores nos han montado, en muchas empresas, la famosa gestión de cambios. Bien entendida, es algo muy útil, que agiliza los desarrollos y además acaban con mayor calidad. El problema viene, cuando esa gestión de cambios se lía tanto, que al final, genera más problema que hacerlo sin ella.
De aquí nuestro dilema, ¿es, o no, bueno tener una gestión de cambios? En nuestra opinión sí, pero sin distraer al equipo de desarrollo de su misión, que es desarrollar. En el momento en que una gestión de cambios, se vuelva pesada, lo mejor es dejar de utilizarla, ya que complica el proyecto, e incluso puede llegar a comprometer las fechas de entrega. Como dice un buen amigo, la tecnología está para usarla, si haces un programa que maneje la gestión de cambios, avisando a los participantes, seguro, que se cumple con todo sin problemas. Ahora bien, si la gestión de cambios es un departamento, preguntando cosas e incordiando a los equipos de desarrollo, apaga y vámonos.
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