Un negocio, puede ser, tan complicado o tan sencillo, como cada uno quiera. Muchos empresarios vigilan hasta el último céntimo o la última norma, otras, simplemente dejan que las cosas fluyan. ¿Cual es el mejor modelo? La verdad es que no es fácil, para nosotros, en el término medio, suele estar la virtud, por lo que ni lo uno, ni lo otro. De todos modos, siempre hemos pensado, que el que menos se preocupa del dinero, suele ganar más, porque cuenta poco con él y la gente (los clientes), agradecen esa escasa preocupación.
De todos modos, llevar un negocio, para nada es tarea fácil, ya que las costillas que lo sufren son las de uno mismo, lo que hace que te pienses, muy mucho, cada uno de los pasos que das.
Por poner un ejemplo, nosotros estamos deseando montar una empresa, pero no vemos claro, ni el negocio, ni la oportunidad, ni el modelo, lo que hace que no nos decidamos a montar nada. Por eso, podemos suponer cómo llevaríamos una empresa, pero cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia. Cuando es tu familia y forma de vivir la que está en juego, las formas de ver el negocio, te llevan a los extremos con mucha facilidad.
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