Con la frase que da título a esta entrada, queremos reflejar algo que es muy típico en muchos entornos. Todo el mundo quiere libertad para hacer lo que quiere y lo que es más importante, como quiere, pero en cuanto llegan los problemas, recula. Y es que es muy bonito querer hacer las cosas, sin contar con el resto, para cuando vienen los problemas, decirles que te son imprescindibles.
Nosotros, fomentamos un trabajo en equipo desde el principio, sin que ninguno del equipo se atribuya los triunfos, ni asigne los errores. Al ser un equipo, cuando las cosas se hacen bien hay que decir: lo hemos hecho bien y cuando se hacen mal: lo hemos hecho mal. Pero sin perder nunca el sentido de equipo.
En cuanto alguno del equipo se descuelga, ya sea para ascender, ya sea para que alguien le de una palmadita en la espalda, será el principio del fin del equipo. Un equipo tiene que ser una piña, siendo así, venga quien venga, no le podrá hacer frente, porque no encontrará por donde entrar. Por eso, en cuanto uno se descuelga, aparece la fisura, que cualquiera usará para echar por tierra el equipo y con ello, el trabajo que realiza.
Pensarlo, quizá ser un equipo no es tan malo, aunque en algunos casos no puedas, hacer lo que quieres, como quieres.
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