En un año, que no ha tenido demasiados días de fiesta, la verdad es que se agradece cuando llegan. De hecho, ahora, a final de año, llegan bastantes, lo que hace que el final de año sea más llevadero, ¿o no?
Si lo pensamos, para los que trabajan normalmente, sin mucha presión, es perfecto, porque trabajan menos días. Pero para aquellos, que trabajan bajo presión, con unas fechas que cumplir, perder estos días, más lo que puede perder, porque su personal, apura sus últimos días de vacaciones, es fatal.
Claro, que para eso, en las empresas está la planificación. Desde Enero, te dedicas a planificar el año, a parte de lo que te toca replanificar durante el año, es más por estas fechas, en muchas empresas, tienes que empezar a pensar cómo vas a acabar este año y cómo empezarás el siguiente. Tanta planificación, como siempre, lo que trae consigo, es que las personas pasen, entre las fiestas, las vacaciones y que nos pasamos el día haciendo planes, lo que no nos queda es tiempo para hacer las cosas, por lo tanto, para qué trabajar.
Piensa en esto, cuando obligues a tus directivos a planificar. ¿Quizás lo estés haciendo en exceso?
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