En las empresas, sobre todo en las grandes, lo que dicen tus mayores, suele ser de obligado cumplimiento. Por mucho que tu defiendas, que lo que te dicen no tiene sentido y que deberían hacer otra cosa, ellos se empeñan en que tienes que hacerlo. La razón para que esto ocurra, es que ellos, también tienen sus mayores.
Y es que, cuando el dueño(s) de una empresa, quiere tener todo bajo control, se enfrenta al problema de a quien delegar las funciones. Cuando la empresa es pequeña, puedes estar en todo, porque conoces a la gente y lo que tienes que hacer, pero cuando esta crece, necesitas contar con gente que vigile por ti. Pero claro, esa gente son simples empleados, aunque cobre millonadas y cuantos más niveles tengas, ocurre lo que en el juego del teléfono roto, que das una orden el primer la interpreta, el segundo lo mismo y lo que llega al final, suele ser pura coincidencia. Por lo tanto cuando caen las bofetadas, ocurre lo mismo, que en cada nivel crece la fuerza, hasta que abajo del todo cae con demasiada fuerza.
Por eso, para evitar broncas, se establecen sistemas de control, que te indican lo que tienes que hacer en cada momento. Estos sistemas, lejos de ayudar, lo que suelen conseguir, es que muchos tengan su vía de escape, yo hice lo que dice el procedimiento. Y entonces, los mayores, tiran de rango y volvemos al principio de la entrada, haces lo que te dicen tus mayores.
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