Muchas veces nos pasa, que tenemos la solución a un problema, delante de nuestras narices y no sabemos cómo resolverlo, porque estamos cerrados a las opciones que hemos barajado. Y de repente, se lo contamos a alguien y resulta que no da la solución, como si no la hubiese pensado. No es que el otro sea más listo que nosotros, simplemente, no estaba encerrado en nuestra perspectiva.
Por este razonamiento, es por lo que decimos que las pruebas de las aplicaciones, las deben hacer personas ajenas al desarrollo y sin ningún tipo de contacto con él, ya que de otra manera, serían pruebas dirigidas. Pero sin embargo, en muchas organizaciones, se empeñan una y otra vez, que sea desde el mismo desarrollo, desde donde parta la información para hacer las pruebas.
Tal y como nosotros lo vemos, creemos que cada una de las partes de una aplicación, debe hacerse de forma independiente. De hecho, creemos, que la mejor manera de hacer una aplicación es tener, por un lado, las personas que harán el manual de la aplicación y por otro, las personas que lo desarrollan. De este modo, el usuario, que es realmente el que tiene que dar el visto bueno, podría dar el visto bueno, al manual y a la aplicación por separado. Luego, un tercer departamento, debería tener esas dos entradas y comprobar que el software, haga lo que dice el manual, en caso de no ser así, rechazar ambos y los equipos que los hacen hablar con el usuario, para ver qué es lo que se debe hacer. Haciéndolo así, seguro, que lo que se entregue, es lo que el usuario busca y no otra cosa.
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