Tanto en la vida personal, como en la laboral, tenemos relaciones con más personas. Cuando en la vida personal, tienes problemas con alguien, lo intentas evitar, si es un vecino, procuras no cruzarte con él, tener los mínimos roces, en definitiva, evitas que pueda crearse un conflicto.
En la laboral, es algo más complicado. Si la persona es de otro departamento y tienes poca relación, pues no pasa mucho, ahora bien, si esa persona es alguien con la que tratas a diario, la cosa se complica, ya que tienes que pasar muchas horas juntos y el roce, es inevitable.
De estas premisas, es de donde viene el título de esta entrada. En el trabajo, para poder sobrellevar esa tensión, es inevitable desahogarse con el resto de compañeros, para que, al menos, te den comprensión, de ese modo, es algo más llevadero el día a día.
Pero sin duda, lo mejor que se puede hacer en estos casos, es intentar no hacer caso a quien distorsione y pensar que estás en el trabajo, sólo para poder pagar tus gastos, por lo que si alguien intenta hacerte pasarlo mal, olvídale, interactúa lo menos posible, en definitiva, intenta hacer lo mismo que con el vecino, para que pasen los días y te afecte lo menos posible. Quemarse, pensar en la situación y hacerte mala sangre, sólo te llevará a pensar todavía mucho más en esa persona.
Para terminar, ni que decir tiene, que esto es extensible a que el conflicto sea entre grupos, cada grupo tendrá sus momentos de desahogo, normalmente, poniendo verde al grupo contrario.
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