Vaya por delante que es nuestra opinión y como tal, no tiene por qué ser correcta. Cuando se asciende, según lo vemos nosotros, se hace de dos formas, la tradicionalmente o como ahora.
- Tradicionalmente, un ascenso había que ganárselo, tenías que trabajar duro, demostrar que sabías, incluso, en algunas compañías, te hacían un examen, a ver si reunías las condiciones del nuevo puesto.
- Ahora, sin embargo, vale más las horas que echas en el trabajo, o tomando cafés con tu superior, para ganarte ese ascenso.
La consecuencia de la segunda forma de ascenso, es lo que tenemos actualmente, unos directores, que distan mucho de aquellos que sabían lo que se tenían entre manos, entre otras cosas, porque lo habían sufrido antes. Ahora un director puede ser alguien con una carrera meteórica de un cuatro años
haciendo la pelota a todo el que se ponía por delante, pero que del negocio en el que se mueve, no sabe una palabra, consecuencia, las decisiones que toma son erróneas y llevan al desastre, proyectos, equipos, personas, en definitiva, su área dentro de la compañía.
Lo bueno de esto, es que, por el momento, sólo pasa en las empresas grandes, donde todavía queda alguno de los tradicionales, que mantienen un poco el tipo, pero es cuestión de tiempo que toda la dirección sea igual y a la compañía sólo le quede cerrar. Ese momento, será el momento de las PYMES, que, de momento, siguen la escuela tradicional, fundamentalmente porque el dueño, suele estar al pie del cañón.
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