Últimamente, en muchas empresas, se hacen reuniones multitudinarias, a las que acuden los responsables de diferentes proyectos para evaluar el estado de los mismos. Este tipo de reuniones, no las entendemos demasiado bien, ya que al responsable de un proyecto, le tiene que importar poco como va el de su vecino (salvo que esté implicado en el suyo, claro). Así que mucho nos tenemos que el objetivo sea otro.
A nuestro modo de ver, el objetivo de estas reuniones es únicamente para uso y disfrute del convocante, en definitiva hacer gala de su poder. De hecho el convocante suele ser el director general, o un directivo de un área.
Según lo vemos nosotros, es mucho más efectivo que hacia arriba, suban informes de estado de las cosas, partiría del trabajo de una persona, un equipo de personas, equipos que forman un proyecto, áreas que llevan proyectos, ... hasta que llegue al estado general de la compañía. Los directores, que recibirían esos informes con la periodicidad que estimen necesaria, deberían ver, aquí es donde ponemos la diferencia, individualmente, al responsable de cada informe, para tratar las dudas y resolverlas, pero no a todos juntos, para lo dicho al principio, hacer gala de su poder.
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