Cuando escribes algo para alguien, ya sea una carta, un correo electrónico, un tweet, algo en el muro de facebook, ... lo que sea, si alguien te contesta, te suele aparecer la necesidad de contestar. Pero claro, si al final, decides contestar, a la persona que contestó, le generas esa misma necesidad.
Nosotros pensamos, que en esto es en lo que se basa el gran éxito de las redes sociales, enganchan. Obviamente, alguno de los interlocutores, antes o después deja de contestar, pero siempre le queda ese pequeño resquicio, en el que tiene la necesidad de contestar.
Es curioso, pero en las conversaciones, por norma general, si uno habla el otro escucha y no siempre tienen que tener entre ellos, réplica y contrarréplica, hasta el infinito, porque de ser así, nunca acabaría. Sin embargo en las redes sociales, como las conversaciones son, digamos, en diferido, la necesidad se crea de la misma manera, pero además, la posibilidad de ejecutarla, no acaba nunca.
Así, que nosotros, hemos tomado la determinación de contestar, sólo si preguntan, por lo que si ponemos una tontería en cualquier sitio y alguien la comenta, mientras no nos pregunte, pasamos de contestar, por lo que nos enganchan bastante poco.
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