¿Cuántos tenéis un jefe, que pasa la vida en el trabajo? ¿Cuántos de esos jefes, además, montan reuniones, a última hora de la noche? ¿Y cuántos, en esas reuniones, se encargan de decirte que la culpa de lo que pasa es tuya? Suponemos que muchos, conocéis a alguien así. Pero de todo lo que hace y dice ese jefe, lo único que es realmente cierto, es que la culpa es tuya. Es culpa tuya, que él sea como es.
Nosotros ya hemos hecho en alguna ocasión, el no ir a una reunión, convocada fuera del horario laboral, por ejemplo. También hemos contestado a algún director, que nos acusaba de irnos pronto, acusándole que él llegaba muy tarde, incluso, nos hemos atrevido a contestar a algún que otro director, cuando nos ha amenazado con echarnos, que el vería lo que tenía que hacer.
Y después de todo lo vivido en primera persona, así como lo visto de otros, es que no es más que un estilo (a nuestro modo de ver, bastante malo), de dirección. Las razones son claras, alguien que se cree que todos sus subordinados, están ahí, para hacer lo que diga y cuando diga y encima les trata a patadas, simplemente cuenta, con que ninguno le conteste. Y cuenta con eso, porque con la ley en la mano (estatuto de los trabajadores y convenio laboral), no tiene nada que hacer si alguien se niega a ir a una reunión, fuera de horario laboral, o si le deja con la palabra en la boca en una reunión multitudinaria (de las que les gustan, para hacer gala de sus artes), porque te está humillando. Si todos, tuviésemos claro esto y lo aplicásemos, ese estilo de dirección, no tendría ningún sentido, ya que no sería efectivo.
Así que aplicaros el cuento y cuando tengáis un jefe de esos, dejarle las cosas claras cuanto antes, porque como dice el dicho: "Más vale una vez colorado, que ciento amarillo".
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