Muchos pensaréis, que asistir a muchas reuniones es una estupidez, y no os falta razón. Pero muchas veces, aunque vayas de oyente, ir a una reunión, es importante. La razón fundamental, es que el que no va, y debería estar, tiene más papeletas que nadie para llevarse tareas, ya que no se puede defender.
En las empresas, comunidades de vecinos, partidos políticos, en definitiva, cualquier asociación de personas, lo más normal es que se hagan reuniones, de las cuales salen decisiones y como el ser humano es así, nadie (o muy pocos) se apuntan a hacer cosas. Esta es la razón, por la que los ausentes, se convierten en voluntarios forzosos. Lo lógico sería, ver las cualidades de los que pueden ser responsables de tareas y asignársela al más cualificado, pero eso no sucede, sólo hay que echar un ojo a los políticos de nuestro país. Por eso se lo queda el ausente.
Por otro lado, el asistir a las reuniones, insistimos, aunque sea de oyentes, nos permitirá tener una idea más precisa de lo que allí se habla, que con el acta no nos serviría. Y aunque las reuniones, son necesarias, creemos que se hacen demasiadas y para cosas que se podrían decidir entre las partes implicadas, sin invitar a la cantidad de gente que se invita.
Así que si te invitan a una reunión, procura ir, no sea que luego te pregunten y no sepas que te han nombrado director de algo.
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