Cuando a un equipo, se le pide más de lo que puede dar, y además el equipo intenta responder, lo más fácil es que se queden tareas sin hacer, ya que como dice el dicho, quien mucho abarca poco aprieta.
Creemos que este es uno de los grandes problemas que tienen las empresas, al menos, muchas de ellas. No son capaces, por un lado de dimensionar correctamente los equipos y por otro, de hacer que las tareas que reciban, estén en consonancia con las personas que lo forman.
Normalmente pasa lo contrario, que equipos, sobredimensionados, tienen poco trabajo, porque su director lo defiende bien. Y por el contrario, equipos que están bajo mínimos, como son gente que responde muy bien, se llevan todo el trabajo. Obviamente, no es bueno, ni lo uno, ni lo otro, pero reconocemos que es difícil, manejar a un equipo que no quiere trabajar.
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