Hoy queríamos hablar sobre el accidente de autobús ocurrido el Lunes. Es muy duro, para los familiares, perder a un ser querido así, en un momento, sin esperarlo. Pero, en las redes sociales se habla mucho del conductor de autobús y lo que podría haber hecho y no hizo, para evitar la tragedia. Eso nos trae a la cabeza, el recuerdo de un accidente, precisamente de autobús, que tuvimos hace casi 17 años.
Íbamos a trabajar a Pozuelo, por lo que todos los días cogíamos un autobús en Moncloa. Ese día, como cualquier otro, esperábamos en la parada, hablando del mar y de los peces y llegó el autobús. Al subir, el conductor nos fue advirtiendo a cada uno, que no montásemos, que el vehículo iba sin frenos y que él no estaba seguro de poder llegar al destino en condiciones, pero que la empresa le obligaba.
Ante esta situación, muchos pensaréis que nadie montaría, pues nada más lejos, el autobús hasta arriba y nosotros, como casi siempre, de pie. Pues bien, al poco de salir, cuando el autobús cogía la carretera de La Coruña, al principio, en Ciudad Universitaria, hubo una pequeña retención y obviamente, un autobús, sin frenos y lleno hasta arriba, lo último que hace es frenar eficazmente, por lo que se comió, literalmente, al coche que llevaba delante.
Que nosotros sepamos, nadie denunció el hecho, nos bajamos del autobús, alguno le dimos nuestros teléfonos al chófer, por si necesitaba nuestro testimonio y esperamos a que llegase otro autobús que nos llevase al trabajo.
Con esto, lo que queremos decir, es que las empresas, por desgracia, ponen por encima de las personas, sus beneficios, por lo que los trabajadores, poco pueden hacer, más allá de advertir a los usuarios de los problemas que les parezcan importantes. Además, aún haciéndolo, la mayoría de nosotros, ponemos el llegar a un sitio y no perder 15 minutos, al riesgo de ir en un autobús en mal estado.
En definitiva, lo del lunes, nos guste o no, fue un desgraciado accidente y si tenemos que culpar a alguien, el que menos culpa tiene, es el conductor del autobús. Seguro que tendrá más culpa, la empresa del autobús, la empresa que mantiene el autobús, la fábrica que da las piezas a la que mantiene el autobús,... al final, como decíamos, un desgraciado accidente.
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