Ayer nos dimos cuenta de algo, que sabíamos que ya pasaba, pero que no teníamos conciencia de ello y es lo fácil que damos la información a terceros.
Cuando tomamos conciencia de este hecho, fue al realizar la actualización de Dropbox, en nuestros terminales móviles. Simplemente leímos lo que nos iba a instalar y era claro, dábamos acceso al programa en cuestión a nuestra agenda y a la cámara de fotos. Luego te lees las novedades de la aplicación y nos dice que el acceso es para poder enviar archivos, directamente a tus contactos y para subir las fotos que hagas, directamente a Dropbox. La actualización la instalamos, ya que Dropbox, se supone, que es un programa de confianza y que no dará problemas, ni hará cosas malintencionadas.
Pero da mucho que pensar, entre otras cosas, que Google, con la tontería de Android, tiene muchísima información nuestra, en sus bases de datos. De hecho, no sólo porque se la demos nosotros, además, cualquiera que tenga nuestros datos, le da esa información a Google y puede hacer con ella lo que quiera. Así ocurre también con facebook, que es capaz de saber si una pareja romperá, sólo cruzando datos de ambos en la red social.
Y aún siendo así las cosas, seguimos arrojando a red mucha información en tiempo real, que no te aporta nada y sí puede aportar mucho, tanto al que explota esa información, como a los que estén vigilándote.
Por nuestra parte, seguimos apostando por twitter, comentado temas que no llevan a ningún sitio y dando información, normalmente poco precisa y a destiempo, de lo que nos interesa. Lo que hacemos en twitter, lo mandamos a facebook y con eso, tenemos cubierto nuestro expediente con las redes sociales, el que quiera algo más, que nos lo siga y quedamos a tomar unas cervezas, que es como más se disfruta.
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