Es curioso, como en las empresas se empeñan constantemente en planificar las cosas, hasta la saciedad. Para luego, una vez establecido el plan y decidida la estrategia, que llegue uno, el directivo de turno y decida que esas fechas que se manejan no valen y hay que hacerlo para el día que toque, por lo que toda la planificación y pasos a dar, se desmoronan.
Y lo peor de esto, es que el día que elige, no suele ser un día posterior al del fin del plan, sino uno anterior, lo que deriva en estresar el plan, por lo que hay muchas posibilidades de hacerlo mal. Y además, por más razones que esgrimas, para que no varíe el plan previsto, el directivo tiene la última palabra, que es "hágase".
Como siempre, la culpa de que eso pase, es de lo que trabajamos al pie del cañón, por tragar. Si cuando alguien nos varía los planes, simplemente decimos, que si hace eso, dejas el proyecto y que lo haga él, probablemente, se baje del burro, te dé la razón y sigáis con el plan. Pero claro, para esto, hay que contar, con que si tú, decides echar el órdago, el directivo, no puede encontrar a nadie que diga que es capaz de hacerlo, porque, en ese caso, estarás perdido.
Como se suele decir, la unión hace la fuerza y los informáticos no nos unimos, ni para comer pipas en la plaza del pueblo, por lo que todo lo que nos pase, nos está bien empleado. Tenemos que ser más firmes en nuestras afirmaciones, demostrar al que tengamos enfrente, que se equivoca, que los que sabemos de tecnología somos nosotros. Sólo así, conseguiremos, en algún momento, que la informática funcione como debe, mientras tanto, tendremos, gente que sabe informática porque tiene un ordenador en casa, dirigiendo, lamentablemente, proyectos informáticos.
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