Cuando se implanta un proyecto de informático, sobre todo si es un proyecto grande, con muchos usuarios, muchos datos, muchos programas, su arranque, es duro. Y es duro, porque por mucho que planifiques, pruebes, imagines lo que pueden hacer los usuarios, hasta que no lo sueltas y entran a trabajar, no eres capaz de reproducir todas las cosas que un usuario hace. Y es que los usuarios somos tan imprevisibles, que es imposible, por mucho que se intente, simular su interacción con los sistemas.
Por eso, en el arranque de un sistema, lo más importante es tener un buen equipo de personas, que conozca el sistema, y que sea capaz de resolver los problemas en poco tiempo. Para eso, no sólo se debe contar con las personas que crean el software, hay que contar con las que mantienen los sistemas, con las que se encargan de hacer pruebas, en definitiva, con cada una de las personas, que hacen que una aplicación informática funcione.
Y lo que sobra en un arranque, y no nos cansaremos de decirlo, es la gran cantidad de directivos, que lo único que hacen es meter presión al equipo, lo que hace que todo lo bueno que puede tener lo pierda, ya que con presión, ni se piensa, ni se trabaja igual.
Pero en las empresas tradicionales, muchas de ellas, al menos, ocurre lo contrario, que hay muchos directivos metiendo presión y pocos expertos, intentando hacer las cosas, lo que llega a que los arranques, sean extremadamente duros, cuando no debería ser así.
Una vez, los directivos, en España, no son de lo mejor que puedas encontrarte.
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