Cuando llega un vendedor, de lo que sea, a tu casa y te ofrece algo, ten por seguro, que puedes apretarle, porque siempre, te puede rebajar el precio de lo que trae. De hecho, tu actitud ante su llamada al timbre dice mucho de ti y de lo que pueden, tanto ofrecerte, como lo que vas a estar dispuesto a aceptar.
Cuando llaman a una puerta, si no les abres y les dices que no estás interesado, probablemente no vuelvan, ya que tienen claro que no tienes interés. Si les abres, para hablarles cara a cara, ya te van a insistir un poco más. Si además, les dejas entrar, tienen claro que quizá quieras comprarlo, pero te falta un empujón, por lo que harán una oferta, que obviamente, no debes aceptar, sin pelear.
Y de esa pelea, es de la que conseguirás, el producto que sea que te vendan, a un precio u otro. Lo que tienes que tener claro es que ellos siempre van a ganar, por lo que hay que intentar conseguirlo al menor precio posible y con la mayoría de las condiciones cubiertas.
Si el producto que te ofrecen, es uno que ya tienes (luz, gas, agua, alarma, seguro,...), pero con otra compañía, además del precio, tienes que valorar lo que el cambio de compañía te va a aportar, porque, aunque alguno diga lo contrario, no todas son iguales.
Y una vez dicho esto, suerte con el que llame a tu puerta y si eres mal regateador y fácil de convencer, usa la primera opción y, desde dentro de casa, diles que no estás interesado, será la única manera de escapar.
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