Este fin de semana estuvimos en centro comercial y, a la entrada, como muchas otras veces, nos entregaron publicidad de un centro de estética. Sería algo normal y muy habitual, de no ser por la persona que estaba haciendo el trabajo. Ese tipo de trabajos, por norma general, los hacen estudiantes, o gente que se quiere sacar algún dinero extra, normalmente para "vicios", dado lo mal que se pagan. Pues bien, la persona que nos entregó la publicidad, no encajaba con el perfil y además, nos agradeció el que cogiéramos el papel. Otro detalle, es que, yendo dos, sólo nos dio uno. Esto demuestra, que la forma en que se hace un trabajo influye mucho en cómo lo percibe el que lo recibe. De hecho, no lo tiramos a la papelera, como hace mucha gente, a los pocos metros de cogerlo, ya que la actitud de la persona que nos lo dio, no se merecía ver que lo tirabas.
La sensación que nos dio, es que la persona que estaba haciendo el trabajo, realmente lo hacía, porque necesita el dinero y por la crisis, se ha visto obligado a trabajar en lo que sea, incluso, repartiendo publicidad. Y que, trabajos que antes de la crisis, no eran desempeñados con profesionalidad, ahora, cada vez más, son verdaderos profesionales, los que se ven obligados a hacerlos. Y, sinceramente, es de agradecer.
La lástima, es que se están tirando los precios y trabajos, por los que antes se pagaba un dinero, ahora, aprovechando la coyuntura, se paga un alto porcentaje menos, lo que da bastante rabia. Esperemos que empiece a moverse el mercado, poco a poco, gente que lleva algún tiempo en paro, parece que encuentra (al menos en nuestro entorno), lo que significa, que algo mejor, puede que estemos funcionando. ¡Ójala!
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