Lamentablemente, es muy habitual, tener jefes que te den tareas, superiores a la categoría que desempeñas. Se escudan es que, para alcanzar una categoría, tienes que demostrar que eres capaz de hacer, lo que se hace en esa categoría. Hasta aquí, el planteamiento no nos parece malo del todo, pero claro, cuando llevas varios años, desempeñando esas funciones y no te suben la categoría, entonces la cosa cambia.
Y lo peor, es que, cuando te hartas, y te mandan una de las funciones que no te corresponde, les contestas, diciendo que eso no corresponde a la categoría que tienes, les sienta mal y te recriminan que así no ascenderás nunca, como si dejándote explotar sí.
Y esta práctica, muy habitual en España, es una muy mala idea, porque desmotivas a los empleados, haciéndoles vagos y muy poco productivos. Pero está claro, que debe ser rentable, porque es una práctica habitual. Tan habitual, que en los tiempos de bonanza, la única manera de ir ascendiendo, era cambiarte de empresa.
Los empresarios de verdad, los que se preocupan por su empresa, suelen intentar contentar a sus empleados, de hecho, los ascensos, se programan y, sobre todo, se hacen. De esta manera, toda la empresa funciona correctamente, ya que los empleados que dirigen, son personas, que conocen el negocio desde abajo, lo que incrementa la satisfacción del empleado y, por supuesto, la productividad de la empresa.
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