Cuando alguien tiene un cargo público, que se ha ganado, gracias a los votos de los ciudadanos, debería tener un mínimo de respeto hacia esos ciudadanos y trabajar muy duro, para conseguir sacar adelante el cometido que tenga.
Pero en este país (y por desgracia en muchos otros), no es ese el significado, que te han elegido los ciudadanos sí, pero para trabajar, es otro cantar. Y así pasa, que tenemos el país, lleno de ladrones que no pisan la cárcel, de concejales que no hacen su trabajo y además, de ciudadanos enfadados, porque a los que han votado, no hacen lo que pensaban que iban a hacer.
Ahora, de este problema, los únicos responsables, somos los ciudadanos, ya que tenemos en la mano, el poder de echarles a la calle y no lo hacemos. Y no lo hacemos, porque resulta que votamos a los cargos públicos, por el miedo de que si no lo hacemos, podrían salir "los otros", que no son lo que quiero. Hay que ser "melón", para pensar así, ya que "los tuyos", hacen lo mismo que "los otros", por lo que lo ideal, sería echar a todos a la calle y que entren unos nuevos, con ideas razonables y meditadas y que nos den la confianza necesaria, como para poder elegirles.
Mientras tanto, seguiremos encontrándonos problemas, en nuestro día a día, por la incompetencia de unas personas, que no tienen ninguna integridad moral.
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