Y es que, cuando encargas un proyecto, a los consultores habituales, que sobre una presentación te pintan maravillas, sin contar con los que desarrollan, ni con los usuarios, absolutamente para nada, suele ocurrir, que te dejas un dineral en el estudio, te dejas un dineral en el desarrollo y al final, lo que se instala, se parece poco a lo que te vendieron y además, al usuario le parece inútil.
Pero es lo que se hace, los que diseñan los proyectos, jamás cuentan con los que los van a usar, ni con los que lo tienen que desarrollar y como por pedir, que es gratis, puedes pedir cualquier cosa, resulta que al final, no obtienes lo que habías pensado. En un proyecto, la base tiene que ser el usuario del mismo, después, el que lo tiene que desarrollar, ya que conoce qué es viable y qué no y por último, el que lo pinta bonito, para que el que tiene que decidir si hacerlo o no, tome la decisión.
Pero, como hemos dicho, las cosas se hacen al revés, primero se pinta bonito y luego vas con el marrón, a ver si alguien es capaz de hacer algo que se parezca. Y así nos va, de mal en peor y con la gente desilusionada.
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