Muchas veces, en los proyectos, por las prisas, por las presiones, porque no sabes hacerlo de otra forma o cualquier otra razón que se os ocurra, las cosas se hacen mal, entiendo por mal, de la manera que no exige la empresa, por ejemplo. Y claro, llega el momento de normalizar el proyecto, para que cumpla los estándares establecidos y te cuesta mucho más trabajo, que haberlo hecho bien desde el principio.
Pero somos así, cuando tenemos que hacer algo rápido, no nos paramos a pensar en las consecuencias a futuro, sólo en que tenemos que tenerlo ¡ya!, porque es lo que nos exigen. Pues sinceramente, deberíamos cambiar el chip y pensar que si, aún con prisas, nos paramos un poco, no demasiado, a pensar, cómo hay que hacerlo, para no tener que trabajar después, lo tendríamos hecho, con mucho menos esfuerzo.
Ahora bien, aún recomendando esto, entendemos perfectamente que se haga lo otro y no porque no queramos paramos a pensar, simplemente, porque no te dejan pensar, cuando un proyecto va de esa manera, simplemente te tienen perseguido, agobiado con reuniones, con llamadas, con correos, por lo que, en lo único que piensas, es, en contestar cualquier cosa y que el que pregunte, te deje en paz un rato, porque tienes otros cuantos más a los que contestar. Una pena, sí, pero es así en demasiadas ocasiones. Una vez más, el chip, lo tiene que cambiar la dirección y esa, no está por la labor.
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