Cuando vas por libre e intentas hacer lo que te da la real gana, pasando incluso de tu jefe, corres el riesgo de que éste, no te trate todo lo bien que desees. Y claro, luego te llevas sorpresas, cuando tu jefe decide que debes hacer algunas cosas, las cuales consideras que son un castigo a tu desconsideración.
Y es que, por mucho que un jefe, sea alguien con quien te lleves bien, y sea cercano, no deja de ser tu jefe y como tal, le debes un respeto. Es como en la vida real, cuando tienes a alguien mayor que tú delante, sólo por ser mayor, le debes un respeto. Pero como en esta sociedad, los valores, creemos que importantes, se van perdiendo, el respeto es uno de ellos y confundimos, cercanía y buen ambiente, con desobediencia, dando lugar a situaciones que no son agradables, ni para el jefe, ni para los compañeros.
Por lo tanto, si tienes un jefe que te da cierta manga ancha para hacer las cosas, aprovéchalo, pero no te cojas el brazo, porque, a no ser que tengas un padrino y tu objetivo sea quitarlo de en medio, para ponerte tú, lo más probable es, que salgas escaldado.
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