Muchas veces, estás trabajando en un proyecto, y te mandan a una reunión, en la que se habla sobre un tema, sobre el que no tienes ni idea. Así que, estando en esa tesitura, no te queda más remedio que optar por decir que sí a todo, apuntar muchas cosas, para entrarte luego de lo que va y si ves que con el sí, alguien pone cara rara, poner cara de circunstancia, o incluso decir un: "ah bueno, entonces no". La verdad es que la reunión será muy poco, o nada, productiva, pero el que te mandó ya salvó la papeleta.
¿Por qué se dan estas situaciones? Sinceramente, no lo entendemos, a las reuniones, tienen que ir los que sepan de lo que se habla, de hecho, cuando alguien tiene que hacer algo, debe hacerlo, no delegarlo en el primero que pase, porque sí, hará el trabajo, pero no será, ni mucho menos, un trabajo de calidad.
Ahora bien, como hemos dicho en alguna ocasión, la filosofía que hay actualmente en las empresas, es que todos, servimos para todo, que cuando un proyecto, tiene un aprieto, con traer a un batallón de gente lo solucionas. En definitiva, que lo tradicional, lo que funciona, que es tener un equipo homogéneo, con expertos en cada área y que funcionen como equipo, no sirve, y lo que impera son los batallones de gente. Y así, pasa, cada día, las calidades son peores, la gente está a disgusto y al final, las cosas no salen como debe.
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