En las empresas, con la intención de hacer las cosas más sencillas, las meten en módulos, cada cual es estanco, respecto al resto. Esto hace que para llegar a uno de ellos, tenemos que pasar por n módulos, cada uno de los cuales tiene sus plazos de trabajo. Con esto, realmente, lo que se consigue es que las cosas no sean eficientes. Y no lo son, porque en cada módulo se pierde algo de información lo que hace que sea bastante complicado, llegar al destino con la información completa.
Los que trabajamos en tecnología y, por poner un ejemplo, para poner un software a disposición del usuario, tenemos que pasar por tres cajas, en cada una de ellas, perdemos información y nos tenemos que fiar de ellos, sobre qué se ha instalado y configurado. Pero como trabajamos en tecnología, nos abrimos una puerta trasera en destino, para ver de primera mano lo que hay y así, comprobar qué nos filtra el paso por las cajas. Hemos de decir que casi siempre, lo que nos cuentan y la realidad, son pura coincidencia.
Ahora viene lo complicado, ya que los intermediarios, no los puedes evitar, tendrás que intentar, sin que se ofendan, que hagan una revisión de lo que veamos que está mal. La solución es sencilla, al saber lo que está mal, simplemente tenemos que decirles lo que es correcto, y que por favor, lo comparen con lo instalado, de esa manera, es más probable, que acierten con la instalación.
Por eso, siempre hemos defendido la creación de grupos completos (desarrollo, pruebas, implantación,...), que sean capaces de llevar hasta el final todo el software, ya que es la única manera de controlar, de verdad, un proyecto complejo.
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