Cuando en el trabajo, sólo te presionan, te obligan a hacer las cosas de formas, que sabes que no son correctas, te ponen plazos imposibles, en definitiva, hacen las cosas, mal y tienes que tragar con ello, no te queda más remedio, que escapar.
Antes, esa escapada, era sencillo, te ibas, y estaba solucionado el problema, pero poco a poco, el control se fue haciendo mayor. Primero, te obligaban, cuando te ibas de vacaciones a dejar un teléfono de contacto, luego te daban un busca, más tarde llegó el portátil y poco después, casi al tiempo, el móvil. Con todo esto, en lugar de escapar, el trabajo te persigue y por mucho que quieras, dejarle de lado, es absolutamente imposible, ya que lo tienes encima.
Aún así, siempre te queda la opción de apagar el teléfono y no abrir el ordenador, opción que tomamos muchos, ya que no hay otra forma de desconectar, que desconectando de verdad los dispositivos.
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