Cuando trabajando, tienes una fecha de entrega, que es inamovible, estás trabajando contrarreloj sin parar, haciendo las cosas deprisa y casi sin pensar, por lo que las cosas, no salen todo lo bien que debería ser. Pero seguro, que las cosas salen.
Sin embargo, cuando no tienes fecha, cuando siempre lo aplazas, llega un momento, en que también te toca correr, porque llega un punto, en que o lo acabas o no lo terminas. Y ahí, surge el mismo problemas, con las prisas, las cosas no saldrán como debieran, pero saldrán.
Por eso, lo ideal, es hacer las cosas con tiempo, planificando el tiempo, de manera, que si arrastras un retraso, sea de manera controlada y pudiendo reaccionar, de modo, que al final del proyecto, el retraso sea, la acumulación de los retrasos en los puntos de control. Haciéndolo así, no es necesario correr, salvo en momentos puntuales (en cada punto de control), donde tendríamos tiempo de corregir lo que no esté del todo bien, y llevando a buen término el proyecto final.
Lamentablemente, para hacer esto, que sería lo ideal, debemos contar con que la dirección tenga una visión global del proyecto, dentro de la compañía, algo que, por norma general, no es así y, por lo tanto, no obligarán a todos lo que estén implicados a que hagan lo que tienen que hacer en cada uno de los momentos, lo que nos llevaría a retrasos en partes del proyecto, que no puedes controlar, llevándonos a las situaciones del principio, que son en la que, casi siempre, nos movemos al hacer cualquier cosa, siendo las menos deseables. Con esto, nos volvemos a quejar de la mala dirección que tenemos en este país, y cómo influye en la realización de proyecto, por no interesarse por el mismo, si no sólo, por su situación en la compañía.
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