La capacidad de trabajo de las personas, es tremendamente alta, pero depende de lo que cada cual desee hacer, el que sea más eficaz o menos. En las empresas nos encontramos de todo, desde personas muy capaces, pero que no quieren hacer nada, hasta personas tremendamente ineficaces, pero que intentan hacerlo todo. Como siempre, en el centro estará la virtud, ya que a los primeros, se les descartará por no hacer las cosas y a los segundos, por no sacar adelante las cosas, en el tiempo requerido.
Pero claro, las empresas ayudan mucho a llevar a las personas, hacia un extremo o hacia el otro, ya que si le das alas al que pasa de todo y cuando le pides que haga más cosas a la vez, esto es, incrementar su capacidad de trabajo, pasa de hacerlo y no recibe un castigo ejemplar, e incluso, para quitártelo de en medio, le asciendes, consigues que el resto haga lo mismo, teniendo muchos casos del primer extremo y si a personas, que se tiran horas y horas, con cosas que deberían hacerse en minutos, sigues agobiándolas con más trabajo, puedes llegar a perder trabajadores, que tienen mucha capacidad, pero en las áreas que manejen.
Por lo tanto, lo mejor es apretar y exigir a los primeros, para que conseguir el máximo de su potencial y dosificar los trabajos, según su capacidad a los segundos, de manera que no lleguen a sentirse agobiados o inútiles, consiguiendo igualmente, su máximo potencial.
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