Cuando estás trabajando a destajo, pensando continuamente que tus jefes se darán cuenta del esfuerzo y conseguirás el tan ansiado ascenso y resulta que al que ascienden es al que sale mucho más tarde de la oficina que tú, pero no hace nada, te das cuenta, que para ascender, no tienes que ser bueno en tu trabajo, sino simplemente, aparentarlo.
Y claro, llega un momento en que decides que para qué tanto esfuerzo, mejor, no hacer nada. Y si a esa decisión, le añades llegar al trabajo cuando te plazca y salir a las tantas, mirando cosas en Internet, en ese momento, es en el que te empiezan a valorar más y quizá, hasta te asciendan.
Sinceramente, debemos fijarnos más en los que nos sacan las castañas del fuego cada día, en los que nos ayudan aunque el problema no sea suyo, a los que, aunque no están en la oficina, si les llamas, responden, en definitiva, a los que trabajan y dejarnos de los que están. Porque, y vuelve a ser nuestra opinión, muchos de los que están, simplemente están y no resuelven nada, sin embargo, muchos de los que no están, resuelven mucho más, incluso, estando de vacaciones.
Es lo que les falta a las empresas, o al menos, nosotros lo echamos de menos, gente que valore el trabajo y no el peloteo y las apariencias, con ellos, saldremos adelante, con los otros, seguiremos a la deriva, como hasta ahora.
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