Hace tiempo, ahorrar memoria, no desperdiciar procesador, optimizar la pantalla, en definitiva, aprovechar al máximo los recursos que teníamos, era fundamental, para que un programa funcionase de una manera eficiente.
Ahora en cambio, los ordenadores son potentes (inclusos los que están en los teléfonos), no tienen problemas de recursos, en definitiva, ese ahorro, imprescindible hace tiempo, ahora se prescinde él y, si bien es verdad que las aplicaciones bien hechas, funcionan muy bien, las que no lo están tanto, no funcionan mal.
Pero claro, se nota mucho, cuando una aplicación no está bien hecha. Hace poco, por poneros en contexto, adquirimos una pulsera fitbit y desde que instalamos la aplicación, el teléfono gasta el doble de batería (aunque no hemos probado a desinstalarla para cerciorarnos). Y la verdad, es que hay cambios continuos en la aplicación, sin necesidad de bajarse actualizaciones, lo que hace que estemos seguros que es esa aplicación la causante del bajo rendimiento del móvil. Y es así, porque, al no cambiar de versión, vía Play Store, los cambios son debidos a que está continuamente en contacto con fitbit, vía Internet y por lo tanto, consumiendo, tanto batería, como ancho de banda. Si además, buscas en Internet, es algo de lo que se quejan los usuarios, la cantidad de veces que va a la red a buscar información. Pero aún así, lo tomamos como ejemplo, de lo que puede pasar si no programas eficazmente, sin poder asegurar que sea el caso, ya que no lo hemos probado y no podemos afirmarlo.
Así que, aunque los recursos sean suficientes, las cosas funcionen bien y no sea necesario optimizar las cosas al programar, hacerlo, los usuarios os lo agradecerán.
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