Casi siempre, cuando hay cualquier tipo de problema, tendemos a ponernos nerviosos y con ello, no conseguiremos resolver el problema, si acaso, agravarlo más. Y es que, estar tranquilo, te mantiene la mente despejada, por lo que piensas con mucha más claridad, llegando a mejores soluciones, al problema que tengas.
Pero claro, decirlo es muy sencillo, sobre todo si alguien, es de naturaleza tranquila. Luego toca ponerlo en práctica y en muchos casos, resulta que quien está nervioso, contagia ese nerviosismo a todos los que tiene alrededor, causando la histeria colectiva y por supuesto, no resolviendo el problema.
Por eso, como decimos en el título de la entrada, hay que tener "tranquilidad para todo", y cuando las cosas se tuerzan, que se torcerán, con calma y entre todos, buscar la solución, cualquier otra cosa, irá en detrimento de la búsqueda de solución y el problema no desaparecerá.
Como dicen por ahí, "si un problema tiene solución, aplícala y acabará el problema y si no la tiene, ¿de qué te preocupas?"
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