Cuando escribes lo que sea, un libro, un blog, un diario, cualquier cosa, suele ser por placer, el problema viene cuando eso que escribes es público y conocido, que llega un momento, que puede que empieces a ser conocido, incluso famoso, y todo lo que has escrito, que es de tu puño y letra, puede utilizarse en tu contra, cuando ese conocimiento más amplio, empieza a darse.
A nosotros, al ser varios y escribir asépticamente, sin meternos en demasiadas connotaciones, ni haciendo juicios de valor, que puedan comprometer a alguien, tenemos poco miedo a esa situación. Si a ésto le unimos, que por desgracia, el blog no es conocido, y nosotros tampoco (esto más por gracia), el miedo a ser prisioneros de nuestras palabras, es inexistente.
Aún así, siempre que escribas porque sí, piensa mucho lo que escribes y si te pueden relacionar con ello. Nunca se sabe dónde podrías llegar en un momento dado, que muchas palabras podrían perjudicarte.
Es un placer tener una ventana abierta en Internet, pero tienes un gran riesgo de agarrarte un constipado, si no te resguardas un poco. Disfrutar escribiendo, pero con mucha cabeza.
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