Es muy común, en los proyectos, cuando algo se tuerce, hacer eso que llaman "poner el foco". Y poner el foco, no es otra cosa, que poner gente a tu alrededor, preguntándote constantemente, cómo vas. En definitiva, que cuando un proyecto va mal, lo mejor que se puede hacer, es callarse, porque en el momento que los jefes se enteren, tendrás reuniones sin pies ni cabeza y por supuesto, llenas de gente, que no conoce el problema a fondo y mucho menos su solución.
El otro día, por contar una anécdota, fuimos a una toma de requerimientos con un cliente. Pues bien, estaban en la reunión, el cliente, dos técnicos y cinco, vamos a llamar "expertos" en la materia. Pues bien, uno de los que más habló (interrumpiendo constantemente al cliente), fue uno de los "expertos". Cuando acabamos la reunión, hablamos del tema (lo técnicos, claro), y estábamos de acuerdo en que así, es imposible levantar cabeza.
Las reuniones deben ser ejecutivas, por lo que tienen que ser rápidas, y salir de allí todos con tareas, para que las cosas avancen. Pero por lo general, son reuniones para aparentar y que no aportan nada al proyecto.
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