La verdad es que cuando tienes 18 años, te atreves con todo, incluso, ir a trabajar, después de una noche completa de juerga. Ahora, según vas cumpliendo años, esas noches tienden a cero, es más, cuando te quedas poco más allá de las dos de la madrugada, levantarte, para ir a trabajar, es un auténtico suplicio. Pero aún siendo un suplicio, ese espíritu joven que tenemos, aguanta lo que le den y lo hace, aunque al día siguiente no pueda ni mover una pestaña.
Y nos preguntamos, ¿compensa? La respuesta es complicada, porque si lo vemos desde el punto de vista físico, os aseguramos que no, ahora bien, desde el punto de vista psíquico, la cosa cambia, ya que, por norma general, cuando sales es porque tienes que celebrar algo con alguien, y sí que esa fraternidad, con quien estás celebrando, es importante, por lo que realmente merece la pena.
No obstante, si podéis evitarlo, sobre todo, entrando en años, dejarlo, porque aguantar el día completo, es algo que se hacer verdaderamente duro.
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