Aunque titulemos esta entrada con esa frase, muy dicha cuando ocurre una desgracia y alguien murió, sin vivir, porque lo dejaba todo para más tarde, en este caso, la usaremos, para los despidos. Sí, puede parecer chocante, pero en muchas empresas, por mucho que te digan que te vas a la calle, hasta el último segundo, en el que estás listo para dejarlo todo y largarte, puede que te lleves una sorpresa. Esto además, no sólo le pasa a aquellos a los que pretenden despedir, también a los que se van, a los que, en muchas ocasiones, el mismo día que dejan la compañía, están haciéndoles contraofertas.
Y es que, en un momento en que el paro está altísimo, los despidos, son más sencillos y parece que es más fácil quedarse sin trabajo, que encontrarlo, resulta que cuando tienes un trabajo, recolocarte, es más sencillo, que acabar en la calle. Obviamente, hay casos y casos, si una empresa cierra, tienes pocas posibilidades, pero aún así, hasta el último día, podría aparecer un inversor, que la reflote, por lo que perder la esperanza, sería lo último que debes hacer.
Por todo esto, os recomendamos que viváis el momento y realmente os preocupéis, cuando firméis el finiquito y estéis en casa, antes, vivir el momento, porque todo, puede suceder.
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