Ayer, como otras muchas veces, el Windows, nos avisó que tenía actualizaciones que instalar y que necesitaba reiniciarse. Como no estábamos haciendo mucho, decidimos aceptar el reinicio, pensando que sería poca cosa. Pero resulta que era una actualización bastante seria, con varios reinicios y configuraciones, al final, más de una hora, instalando la actualización.
De ahí, el título de nuestra entrada. Si tienes una programa, que se actualiza con cierta frecuencia, cuando hagas una actualización seria, que sabes con seguridad que va a tardar más de lo normal, no uses las ventanas de aviso habituales, remarca de alguna manera que va a tardar, en definitiva, asegúrate que el usuario es consciente que la operación a realizar, no es una de tantas.
Pero muchas veces no se piensa en los usuarios y ocurre que te les haces esperar más de la cuenta, con el consiguiente enfado por su parte. Algo, que puedes evitar, como decimos, con un simple aviso. Pensarlo a la hora de hacer vuestras actualizaciones, Windows, puede permitirse ese tipo de cosas, porque está completamente implantado y le dan igual los clientes, pero a los pequeños desarrollos, no, por lo que un error de este tipo, podría costar muy caro.
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