Pasa muy a menudo que cuando alguien comete un error, ya sea consciente y sobre todo, cuando es inconscientemente, que se dedica a buscar al responsable del mismo.
Por desgracia, esto pasa, sobre todo, en nuestros queridos malos consultores. Ellos nunca se equivocan, siempre lo hacen todo bien, sus informes son claros, lo que opinan debería ser ley y si algo falla, es que no entendimos lo que ponía y lo aplicamos mal.
En nuestra opinión, eso es algo deplorable, que debería extinguirse, pero mientras las direcciones sigan haciendo caso a esos malos consultores, en lugar de fiarse de sus empleados, a los que de verdad debería pedir la opinión que pide a los consultores y si se ve necesario, hacer un combinado de ambos, el informe del mal consultor y lo que opinen tus empleados, para acercarse mucho a lo correcto.
Pero la pena es que los malos consultores, tienen la sartén por el mango, se venden estupendamente y lo que diga el que está al pie del cañón, no se le suele hacer caso. Pensarlo y replantearos muy mucho si necesitáis hacer una petición a nuestros queridos malos consultores, antes que hacerla a tus (si los tratas como debes), fieles empleados.
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