Cuando se dirige lo que sea, una empresa, un proyecto,... no nos damos cuenta que, además de llevar a buen puerto lo que estamos dirigiendo, lo tenemos que hacer con mucha mano izquierda, esto es, negociando, ya que de no hacerlo, e imponer nuestra actitud, lo que conseguiremos es que los que estén implicados, se revelen, haciendo imposible la dirección.
Por eso, la negociación es crucial. Tenemos que llevar a cabo muchas labores de consenso, de manera que la mayoría de los que participen, se encuentren cómodos, lo que nos llevará a tener más personas de nuestro lado, que en contra, pudiendo llevar a cabo lo que busquemos.
Si por el contrario, imponemos nuestros criterios, sin escuchar lo que nos dicen, además de ponernos en contra a esas personas, puede que nuestro criterio no sea el correcto, y nos carguemos aquello que dirigimos.
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