A todos nos gustan una serie de cosas, por eso, cuando gestionas lo que sea, una empresa, una administración, una tienda, lo que sea, si quieres contentar a todos tus clientes, lo tienes bastante complicado. En primer lugar porque lo que le gusta a uno, no le gusta a otro y tienes complicaciones, que escapan a tu control, como el tiempo.
Por lo tanto, si haces tartas, habrá gente a a la que le guste el merengue muy suave, a otros muy fuerte y depende del clima, no siempre saldrá igual. Es un ejemplo muy tonto, pero creemos que explica lo que queremos decir. Al tener esa variedad, según el cliente, para dar a cada uno el merengue, exactamente, como lo quiere, tendrías que cobrarlo a un precio que ningún cliente pagaría, pero eso les da igual, porque quieren su merengue, cada uno a su manera y a un precio tirado, lo que hace inviable, que se pueda hacer.
Por eso, cada uno busca su nicho de mercado, en el que no contenta a todos, pero sí a la mayoría necesaria para poder mantenerse a flote. Y esa, es la única manera de hacerlo, contentando a mayorías, que te permitan funcionar y haciendo pequeños cambios, para que, atrayendo a nuevos clientes, no te haga perder más de los que entren.
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